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jueves, 7 de abril de 2016

EL EFECTO DE LOS INFORMES DE AUDITORIA

Autor: Mario Ernesto Castillo Guzmán
Correo: mecastillog@gmail.com

En esta ocasión abordare el tema sobre los efectos que tienen los informes de las auditorías que se presentan a la Administración de la entidad auditada (cartas de gerencia), los cuales por regla general si no señalan observaciones son bien visto, de lo contrario generan anticuerpos en contra de los auditores.

La experiencia de más de 15 años en andar en auditorías me permiten opinar con objetividad, que la reacción normal es que los informes se quieran desacreditar porque afectan la imagen de la Gerencia ante los propietarios o Miembros de la entidad, sin tomar en cuenta que la intención de éstos es retroalimentar sobre los puntos débiles del control interno.

He vivido experiencias en donde nuestros informes han dejado al descubierto violaciones a las leyes de El Salvador, malversaciones y porque decirlo hasta estafas, y lo que ha sucedido es que los propietario o Miembros lo que han decidido es ya no contratarnos bajo cualquier criterio, que no aborda lo técnico, como si el auditor fuera el responsable de la efectividad del control interno de la entidad auditada.

Muchas veces estas decisiones son impulsadas por colegas que trabajan en las entidades auditadas como contadores, adminitradores o gerentes, quienes no aceptan sus equivocaciones intencionales y no intencionales, y como los auditores no tenemos esa relación de cercanía con las personas que nombran al auditor de la entidad, los cambios se dan sin reparar que la afectada mayor es la entidad auditada.

La regla general es no aceptar el informe del auditor, sin embargo hay excepciones en donde éste es bien visto y hasta se le agradece al auditor su aporte a la entidad, tomando acciones positivas respecto a las observaciones señaladas.

Llegar a conocer a una entidad es imposible hacerlo en un año, es como que alguien diga que conoció el 100% a su esposa en un año; la verdad es que el conocimiento sobre la forma de operar de la entidad auditada se ve influenciado por la experiencia del auditor, si se mantiene actualizado en la profesión y carreras afines, el compromiso personal de hacer un buen trabajo, etc.

Todo auditor debe tener claro que su contratación es para un año, a fin de evitar comprometer su opinión a favor de la entidad, solo por mantener la cuenta, ya que hay clientes que no agradecen que en algunos casos el auditor flexibilice su posición respecto a los hallazgos.

El trabajo del buen auditor se logra percibir hasta que la entidad es sujeta a una auditoría por parte del Estado, y si sale bien librada ahí se ve tanto la filosofía de la Administración como el trabajo del auditor.

Actualmente el Ministerio de Hacienda está auditando a los profesionales nombrados como auditores fiscales, y están pidiendo las cartas de gerencia para conocer los hallazgos reportados, solicitándole la evidencia que demuestre que el auditado superó el hallazgo. 

En los casos que el auditor fiscal no compruebe que el hallazgo fue superado por el cliente, y no lo halla incluido en su dictamen e informe fiscal, el Ministerio de Hacienda lo informa al Consejo de Vigilancia de la Profesión de la Contaduría Pública y Auditoria, siendo la pregunta que debe hacerse el auditor ¿El cliente le va ayudar en esta caso?, claro que no, así es que moraleja, no hay que arriesgar la autorización del ejercicio profesional en forma independiente por unos dolares más.

¿Que pasaría si lo sancionan con la inhabilitación de unos tres años para ejercer la auditoria? ¿El cliente le va ayudar a vivir al auditor en esos tres años?

Como dice la biblia en la viña de señor, hay de todo y en ese sentido hay colegas que no valoran su trabajo, ofrecen precios risibles, no informan de los hallazgos de fondo, no realizan su trabajo técnicamente, están desactualizados, etc., y contra esta clase de colegas el auditor que es correcto tiene que luchar.

Es muy difícil que un auditor no se pueda equivocar, lo que uno debe esforzarse en por minimizar ese riesgo, lo cual lo llevará muchas veces a una encrucijada ¿Continuar o no con el cliente?, si está consciente que sus ingresos dependen del cliente, pero no debe olvidar que por ese cliente puede ser inhabilitado para ejercer la profesión en forma liberal; no es una decisión fácil, pero si se es ético y profesional, la decisión a tomar no genera dudas.